Flora, 2008. Acrílico sobre lienzo, 90 x 90
cm
|
LA UNIVERSALIDAD DE LO PEQUEÑO EN LA OBRA DE MARÍA CASTILLO
María Castillo
Jersey
City resident and native of Venezuela, Maria Castillo, creates
colorful, exuberant abstractions which use cosmic and
cell-like structures as form and metaphor. The artists states,“Every time I
paint I discover the meaning of happiness through my painting……” It is hoped
that the viewer will as well.
Press
release for “So Real” solo show at Mack Cali CO,
curated by Margareth Weber May through August 2009. Opening on JC Fridays of
June 2009
El mandala es una forma
antigua, sánscrita, sagrada, laberíntica, mágica, de composición y perspectiva
concéntricas que direccionan la visual hacia un punto que progresivamente
termina por explotar en el ojo y en la mente, para luego iniciar el recorrido
hacia una dimensión otra, en medio de un estado profundo de contemplación en la
que se transmutan y equilibran las emociones y las energías.
El mandala es la
totalidad del universo contenida en una ecuación geométrica o figurativa
perfecta en su simbología. El círculo, el cuadrado y el rectángulo del Sri
Yantra hindú o las deidades –que llevan a lo profundo del mundo interior o
universal–, recogen en realidad la esencia de la naturaleza.
Cosmic powder, 2009. Acrílico sobre lienzo, 30 x 30
cm
|
Es a la naturaleza a la
que quiero acercarme como inspiradora de formas perfectas que por virtud son
capaces de provocar un sutil encantamiento y llevar a través de la hipnosis
visual a mundos desconocidos e inaccesibles. Desde ese ángulo, la obra
pictórica de la joven artista venezolana, María Alejandra Castillo, sin
pretensiones, y a mi parecer sin atrevimiento expreso, me invita a adentrarme y
pasearme por una dimensión cromática, donde lo vasto y lo exiguo, lo profundo y
lo leve, el microcosmos y el macrocosmos se entretejen y logran ese cábala de
doble dimensionalidad, en la que pulsa con igual fuerza la savia de la sangre y
el espacio sideral.
Boral, 2009. Acrílico sobre lienzo, 25 x 25 cm
|
En la obra de la artista,
el tapiz cromático de pequeños círculos repetidos sin límites sobre el soporte,
ausentes de perspectiva y profundidad, dispuestos con un ritmo indeterminado y
sin orden aparente, remiten a la multiplicación. La multiplicación de una forma
que obsesivamente origina un laberinto de redes; formas nuevas, versátiles, que
se consuman y se distienden; planos de perspectivas concéntricas; masas
movedizas y elípticas. La magia de una composición abarcante expresa la
totalidad que se esconde en la naturaleza a través de la forma y la materia.
Bee happy, 2009. Acrílico sobre aglomerado,
90 x 60 cm |
Y es precisamente la
multiplicación como ecuación que llevada hasta el infinito, se vale de la
unidad como origen del milagro de la creación, de cualquier forma de vida a
cualquier escala, desde el átomo hasta los espacios siderales. La unidad se
convierte en una superestructura plural, relacional, expansiva. La
multiplicación es también el mantra, que por repetitivo, se ancla en las
emociones, en la conciencia, en el alma. El significado numerológico de la
multiplicación de figuras que contiene el mandala, es de igual manera una vía
hacia el conocimiento y la sanación centrada en los puntos energéticos de las
personas.
Cosmic fairy tale, 2009. Acrílico sobre
lienzo, 122 x 122
cm
|
Es seguro que en la obra
de María Alejandra la multiplicación de los círculos no tiene ninguna
intencionalidad distinta a la puramente pictórica, pero aún así, consigue la
magia del laberinto mandálico. Como seguimos estando en el mundo objetual, de
la forma y la materia, es la imagen la que sigue siendo instrumento para
alcanzar ese estado de comunión. La obra de la artista tamiza el volumen, la densidad,
la suspensión, el color, la unidad, la pluralidad, la masa cósmica.
En principio dudé en
abordar la obra de la artista desde la totalidad pero me ancló y me sedujo
pensar que en medio de un cardúmen de células, se encontraba una minúscula pero
nutrida parte de ese microcosmos o universo absoluto. Pensé en ambos mundos
pues las escalas dimensionales no se yuxtaponen ni se solapan, una implica a la
otra. La totalidad no se puede ver desde la fragmentación y la fragmentación
sólo se da cuando se intenta abarcar la totalidad.
Pigeon, 2010. Acrílico sobre lienzo, 20 x 20 cm
|
La movilidad y la
vitalidad de cada célula me anclaban pasivamente, como el mandala, a unirme al
recorrido imaginario de cada círculo suspendido, a hundirme en aquel aparente
caos con un impulso interno sereno e inextricable. El camino estaba ante mí, el
caos cobraba el orden y abría la puerta hacia una realidad otra, la del color,
la de la vida, la del misterio universal.
El color transmuta y
potencia la conexión con otras esferas, de ello estaba consciente Piet
Mondrian, artista que comulgaba con la teosofía. La paleta reducida a los
colores primarios, el gris, el blanco y el negro tenían su correspondencia con
canales energéticos. Josef Albert y Carlos Cruz-Diez también se han interesado
por el color desde el punto de vista físico sin un propósito más allá de lo
plástico formal. Sin embargo, lo inesperado es la reacción en las personas de
un estado de delirio fisiológico. El color en la obra de María Alejandra tiene
la alquimia de la luz convertida en color, de un cromático lleno de atmósferas
energéticas placenteras.
El mandala une la psique, lo terrenal y lo celestial a través de imágenes que se han ido cargando de contenidos simbólicos de alto poder. Es un arquetipo instalado en el inconsciente. Siempre ha estado presente en nuestro mundo visual, especialmente en las artes, aunque muchas veces no se hubiera empleado de manera expresamente mística. Para quien esté presto a ver en objetos y lugares inesperados esa forma perfecta estarán abiertos los canales hacia estados de contemplación y de meditación que llevarán al autoconocimiento y al reencuentro con lo divino presente en lo humano.
El mandala une la psique, lo terrenal y lo celestial a través de imágenes que se han ido cargando de contenidos simbólicos de alto poder. Es un arquetipo instalado en el inconsciente. Siempre ha estado presente en nuestro mundo visual, especialmente en las artes, aunque muchas veces no se hubiera empleado de manera expresamente mística. Para quien esté presto a ver en objetos y lugares inesperados esa forma perfecta estarán abiertos los canales hacia estados de contemplación y de meditación que llevarán al autoconocimiento y al reencuentro con lo divino presente en lo humano.
Texto: Anny Bello
Fotografías: María Alejandra Castillo
Publicado en: La Casa Azulada. "Tras el instante", agosto
de 2011
www.lacasaazulada.com
María Castillo es una artista venezolana que en todo su proceso creativo ha tenido como tema de investigación el color. Desde sus primeros trabajos a principios de los noventa bajo la guía de los profesores de la Escuela Cristóbal Rojas, empiezan a perfilar en sus composiciones cromatismos que enfatizan los estados emocionales de sus personajes, casi siempre relacionados a lo femenino y al proceso de gestación y el embarazo.
Muy posteriormente y después de radicarse en Estados Unidos, donde continúa sus estudios en arte, sigue en busca de la maduración de su lenguaje pictórico. A principios del dos mil ocho inicia la serie de obras seleccionadas para este dossier, en las que materializa sobre el lienzo la pastosidad del pigmento y la libertad en la ejecución, para completar una obra plástica delicadamente expresiva y rítmica.
El color aparece como canal para transmitir emociones, dimensiones celulares, que tienen como punto central, tanto en la primera como segunda etapa de la artista, el nacimiento y el origen.
www.mariacastilloart.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario