Texto publicado en el tríptico
AUGUSTE
HERBIN
Museo de la
Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez, Caracas
Inauguración 31 de marzo de 2006 Exposición Nro 59 Catálogo
Nro 31 Textos Anny Bello Coordinación Anny
Bello Museografía Daniel Hernández Conservación Luis
Quintero / José Navas Registro Ana María Moreno Coordinación
editorial Katherine Chacón Diseño gráfico Álvaro
Arocha Paz Castillo Fotografías Carlos Lozada / Carlos Germán
Rojas Corrección de textos Katherine Chacón / Susana
Benko Impresión La Galaxia Edición 1000
ejemplares Depósito Legal CG5762006614
Auguste Herbin fue un artista ampliamente comprometido con el arte de su tiempo. Se paseó por las distintas tendencias del arte moderno, como el fauvismo y el cubismo. Del fauvismo obtuvo el dominio del color y del cubismo su afición por el estudio de la composición y la síntesis geométrica de las formas naturales. Sin embargo, su obra evoluciona a un tipo de arte completamente geométrico hasta plegarse a la tendencia abstraccionista después de 1910. Al estallar la Primera
Guerra Mundial, Herbin es consignado a realizar trabajos especiales como la
decoración de la capilla del campo de artillería de Mailly-en-Champagne y el
camuflaje de aviones. A pesar de estas difíciles circunstancias históricas, continuó
activo en el mundo de las artes, organizando en 1919 el primer Salón de los
Surindependientes.
Entre 1922 y 1926 vuelve temporalmente
a la figuración, pero luego regresa de manera definitiva a la abstracción en
1927. A partir de esta fecha su obra tiene una considerable influencia del
neoplasticismo de Piet Mondrian que se verá reflejada en la inclinación por el estudio
del color, la forma y la composición.
En París de 1931, junto a Theo van Doesburg, Naum Gabo, Piet Mondrian, Georges Vantongerloo y Antoine Pevsner funda la asociación Abstracción-Creación, grupo que desde su creación y hasta 1936, organizó exposiciones para difundir el arte concreto o no objetivo -otra denominación del arte abstracto- y publicó anualmente la revista Abstracción Creación, arte no figurativo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Herbin participó junto al pintor Félix del Marle en la creación del Salón Nuevas Realidades que se organizó regularmente desde 1946 hasta 1956, encargándose también de la redacción de su primer manifiesto en 1948. Esta agrupación reunía a artistas de distintas tendencias abstractas para promover sus obras en medio de una Francia que aún mantenía cierta reticencia por este tipo de arte.
Con el apoyo de la Galería Lydia
Conti, publicó en 1949 el libro El arte no
figurativo y no objetivo, en el que hizo la propuesta de su “alfabeto
plástico” que ya venía madurando desde 1943, el cual consistía en un modelo para
la obra pictórica de relaciones entre las letras, las formas geométricas, el
color y los sonidos.
Herbin sufre un ataque de
hemiplejia en 1953 dejándole secuelas que le dificultaron la capacidad motora
en su mano derecha. Aún así, logró un rápido re-aprendizaje de su mano izquierda
con la que continuó pintando. Entre 1954 y 1957 firma un contrato de
exclusividad con la Galería Denise René que consistía en el beneficio de
“porcentaje de ventas sobre las obras, […] honorarios profesionales […] e
insumos necesarios para la producción de sus piezas.[1]
En esta galería -tanto en sus sedes de París como de Nueva York- expone individualmente
y en colectivas.
Precisamente, el álbum Herbin Nº 5 fue editado interrumpidamente por Ediciones Denise René, entre
1959 y 1960, debido a la muerte del artista acaecida en 1959. La impresión de las
serigrafías fue realizada en el Taller Arcay y la de los textos que acompañan
el álbum por el maestro impresor Emmanuel Guillot.
Álbum de Auguste Herbin, ejemplo de su alfabeto plástico
El grupo de doce obras serigráficas
a la que nos referimos y que forman parte del álbum Herbin Nro 5 de la colección permanente del Museo
de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez/Fundación Museos Nacionales, en
Caracas, recoge sucintamente el concepto plástico de Herbin sobre la pintura.
Para este artista el color lo contiene todo, “se manifiesta espiritualmente: de
la oscuridad a la luz, por el espectro, por el arcoiris y por el prisma;
materialmente: del negro al blanco e inversamente al pasar a todos los colores
de la naturaleza, del reino humano, animal, vegetal y mineral”.[2]
Considera “el azul [como] el
color más cercano a las tinieblas y el principio de oscuridad, mientras que el
amarillo es el principio luminoso porque es el color más próximo a la luz”,
siendo el blanco el principio y el negro el fin, por lo absoluto de la luz en
uno y de su ausencia en el otro. Continúa con su estructura cromática y sus
relaciones: “la alianza directa del azul y el amarillo produce verde, color
externo del reino vegetal. La alianza indirecta del amarillo y el azul produce
el púrpura, alma de la carne, la sangre, el color interior del reino humano y
animal”.[3]
Así, el arte de Herbin presenta un discurso simbólico muy personal que bien
explicó a través de su tratado teórico.
Yendo aún más lejos, Herbin
estimó la unión del color, lo claro y lo oscuro y las formas geométricas con
los sonidos de la escala musical y las letras del alfabeto. Sus últimos trabajos
los titula por ejemplo: Mediodía, si
la obra tiene preponderancia de amarillos y verdes, colores más cercanos a la
luz o, Medianoche, si el azul y el negro
dominan la composición.
En la obra Fin, el fondo negro de la composición remite
a la letra V. Sobre ese fondo, delgados rectángulos están en desequilibrio
sobre un círculo que sirve de base. Las notas SOL y el FA, y la letra R son las
más cercanas a estas figuras de color azul claro. Alrededor de ellas hay otros
triángulos y pequeños círculos rojos y anaranjados rojizos. La combinación de
estas formas y colores están asociadas a las sonoridades del RE y el DO. La
letra E es la del rojo y la F la del anarajando rojizo.
Estás asociaciones están regidas
por una visión muy particular del artista, que encuentra en la música una de
las formas artísticas más abstractas, adecuada a sus planteamientos plásticos. Pese
a que Herbin busca abstraerse de la naturaleza, vuelve a ella por la relación
temática que logra con el título de sus obras. Continuando con Fin, las figuras azules representan la
oscuridad y, el rojo y anarajando aluden a la vida. En general, la composición
remite a un derrumbe de esas figuras que se intuye estaban en débil equilibrio.
De esta manera, su arte propone una rica experiencia
sinestésica en la que vincula en un solo objeto sensaciones alusivas a varios
sentidos integrando las artes (música, pintura, letras) en un lenguaje único y
universal. Su experiencia sirvió de inspiración a varios artistas, entre ellos a
Víctor Vasarely quien se basó en su modelo plástico para estructurar algunas de
las combinaciones correspondientes a la etapa conocida como el “Folklore
Planetario”. Desafortunadamente, a pesar de haber sido un importante teórico y
exponente de la abstracción geométrica, su trabajo es uno de los menos
difundidos. Muere en 1959 dejando, un año antes, el proyecto para la
construcción de un museo dedicado a sus obras.
[1] Susana Benko. “Denise René, la persona,
la galería”. En: Donación Denise René.
Siete maestros del geometrismo. Colección Museo Carlos Cruz-Diez. Museo de
la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez. Caracas, 2004, p. 9.
[3] Gloria Carnevali. “Herbin”. En: Herbin. Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, Caracas, 1978,
s/p.
Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez
Av. Bolívar entre calles Sur 11 y Este 8
Paseo Vargas
Caracas, Venezuela
Teléfono: +54 212 5712401 / 5721476
@museodeldiseno
Museo edccd
Excelente Anny. Me ha servido mucho este texto para mis clases de geometría y arte. Qué bellos recuerdos además.
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