GRÁFICA
ARGENTINA DE CALLE
Organizando
mis archivos —con el afán de orden que se despierta siempre a finales de año—
me topé con un grupo de fotografías que había tomado hace poco más de un año en
Buenos Aires. Es un grupo de imágenes que sin otra pretensión que la de la
curiosidad y el placer, me llevó a detenerme ante paredes, direcciones y
fachadas, para capturarlos con mi precaria pero utilísima cámara: la
creatividad y humor de los nombres de las tiendas, el colorido de las frutas en
el mercado, la ciudadanía de los perros que salen a pasear en grupos de
hasta veinte (en mi país, difícilmente dos perros estén juntos sin pelear), el
frescor de los puestos de flores, el eterno recuerdo de los desaparecidos en la
dictadura a través de los epitafios apostados en las fachadas de las familias
afectadas, los esténciles de calle, los graffittis, la precisión de las
direcciones. Son imágenes que para mí representan la ciudad porteña... es
lo que ha quedado en mi memoria. Muy europea y muy latinoamericana a la vez, lo
que la hace particularmente atractiva y distinta.
Se dice que
el sentido de arraigo está en nuestro hablar, en los sabores, en los aromas, en
la tierra donde están nuestros muertos…. también vibra en la calle, en la
visualidad donde se ancla la mirada, en los lugares donde nos reconocemos, bien
por ser propios, o bien por ser ajenos. Lugar especial merece el
Cementerio de Recoleta, una ciudad dentro de Buenos Aires, detenida en el
tiempo y llena de misterio, misterio que me alejó pero que luego fue la punta
de lanza para frecuentar sus veredas.
CEMENTERIO DE RECOLETA
Fotografía: Anny Bello