domingo, 5 de febrero de 2012

Bicho SuSpenso na PaisaGen




Autor: Ernesto Neto
Curadora: Jessica Morgan
Faena Arts CenterAimé Paine 1169, Faena Art District 
Puerto Madero, Buenos Aires, Argentina
www.faenaartscenter.org
septiembre 2011- enero 2012

Me gusta crear un entorno de fantasía y, potencialmente también,
un lugar donde se pueda respirar, crear algunos minutos para que el espectador
se encuentre consigo mismo, e incluso con los demás.
No estoy tratando de cambiar la sociedad, 
pero si devolverle el tiempo a la gente y crear lugares 
donde sean capaces de encontrar soluciones por sí mismos.
Ernesto Neto

      El brasileño Ernesto Neto es el primer artista en presentarse en la recién inaugurada Sala Molinos de Faena Arts Center, en Puerto Madero, –muestra llevada bajo la responsabilidad de Jessica Morgan, curadora de arte contemporáneo de la Tate Modern– con una obra pensada y diseñada especialmente para el lugar. El artista visitó Buenos Aires en varias oportunidades para recorrer la ciudad y extraer de ella la esencia de la obra que presentaría. Fue en el paisaje urbano, en el caminar en medio de la ciudad, donde Ernesto Neto atinó la idea de un tejido suspendido, una excusa estética para unir a la gente durante la travesía de andar dentro del laberinto. El juego tipográfico de la palabra “PaisajeGen” refiere al origen, a los genes que conforman la cadena cromosómica. Por ello, la base del tejido,  –el punto de croché–  es una referencia visual y metafórica de las células que junto a la trama llena de colores, texturas y sonidos dispara conexiones enormemente sensoriales. Al ingresar y vivenciar la experiencia dentro del túnel de tejido, lo primigenio, lo individual y lo social son puestos en relación, dinamizados en un lugar donde lo lúdico se apodera del momento.




El espacio que actualmente ocupa Faena Arts Center era el antiguo edificio de Molinos Rio de la Plata. El programa y perfil de este centro es convocar a “artistas, diseñadores y cineastas locales e internacionales a proyectar obras site specific que dialoguen no solamente con la arquitectura monumental del molino sino también con las condiciones culturales y urbanas que constituyen su contexto inmediato”.  








Como parte de las experiencias de armado de la obra realizamos una entrevista a Walter Romano, integrante del equipo de montaje. Romano es rescatista de alta montaña, llamado a formar parte del equipo que dio vida a la obra para realizar los nudos y sujeciones del tejido en el techo. Su participación se debió a las exigencias de seguridad que comportaba la gran instalación. Desde entonces se le encuentra los fines de semana en Faena Arts Center hablando de su experiencia. Desde ya agradecemos su disposición a compartirla con nosotros.

Anny Bello (AB): ¿Cómo se da tu participación en el proyecto?
Walter Romano (WR): Yo llego acá por el coordinador del montaje de la obra por Argentina, Alberto (Beto) De Volder, amigo y artista plástico. Él sabe de mi trabajo como andinista e instructor de escalada con experiencia en roca, hielo y altura. Una de las problemáticas del montaje de la obra era que tenía que estar de una manera segura suspendida en el techo con cuerdas. Entonces pensó que yo era la persona idónea para encargarme. Tuve unas reuniones con la gente de ingeniería de Faena quienes fueron los que diseñaron la pasarela aérea. Yo plantee lo que pensaba había que usarse en cuanto a materiales, tipo de nudo, forma de hacerlo y ellos estuvieron de acuerdo. Entonces cuando se hizo el montaje estuve acá junto con el equipo. Estaba en ese momento Neto, ahí nos conocimos, charlamos, le conté de lo que me encargaba, le pareció bien. Estuvimos trabajando en todo el armado de la obra y después específicamente cuando se empezó a izarla, a levantarla. Juntos empezamos a ver la manera de distribuir los nudos. Él ya tenía todo un plano de los lugares donde tenían que estar colgados, entonces ajustándome a ese plano armé todos los puntos de suspensión. (…) estuvimos viendo cuál era el mejor nudo para que no se patinara, para que no se abriera, para que no se cortara. Fue mucho trabajo entre levantar el "bicho" y buscar la altura justa para el colgado.


AB: ¿Cómo se evaluó la seguridad en relación al peso que debe soportar la obra?
WR: Lo que hizo el departamento de ingeniería civil con la remodelación y construcción de la sala fue determinar lo que soporta la pasarela aérea, esa pasarela metálica que está en el techo. Ya para entonces estaba calculado y definido que la seguridad de la obra está por encima de lo solicitado, está más arriba de lo que puede soportar. Luego armé las sujeciones de cuerda, para esto elegí el material que a mí me pareció mejor, usé la cuerda americana marca Sterling que se usa para el rescate de montaña, es una cuerda que tiene de resistencia a la tracción 5 mil libras, más o menos 2500 kg. Entonces cada punto que estás viendo, donde hay un anclaje soporta 2500 kg y si te fijás hay muchos puntos.
Incluso hay dos temas: el peso que puede soportar el sistema está muy por arriba de lo que podría de lo solicitado si está lleno de gente; y por otro lado la distribución de los puntos de anclaje implica que aunque se rompa uno, dos o tres, la obra sigue estable. Se determinó que hubiera 20 personas arriba de la obra como máximo pero no es por un problema de que si hay 100 personas se va a romper. Tiene más que ver con la distribución de la gente arriba para que puedan tener cierta libertad de movimiento.


AB:¿De qué manera llegó la obra?
WM: Acá llegó por barco, en cajas. Estaban armadas las paredes, el horizonte y las bolsas que son los caminos. Pero estaba todo vacío y suelto. Entonces se empezó a distribuir en el piso. Lo primero que se hizo fue empezar a llenar las bolsas de los caminos con pelotas. Si vos te fijás cuando recorrés, hay partes del camino que son firmes y otras que son muy blandas, es  por la cantidad de pelotas que tienen. Si tienen menos, se hunde el pie y después volvés a tener otras zonas más firmes. Bueno, eso fue pensado. Después se empezaron a abrir las paredes y horizontes. Además no era todo una sola tela, eran todos pedazos que se empezaron a unir acá, en algunos casos uniendo red con red, y en otros, haciendo pequeñas redes intermedias.
Acá trabajamos unas treinta y cuatro personas en todo lo que fue el montaje, entre los que tejían, los que agujereaban las paredes, los que colocaron toda la sujeción lateral, gente moviendo andamios, hidráulicos para levantar, tejedores. No fue un trabajo muy largo. En realidad el tiempo de montaje fue récord porque se montó en doce días, cuando la idea inicial era distinta, pero por problemas de aduana se demoró, y cuando se pudo sacar no había tiempo. Entonces el equipo que estaba pensado para doce personas se duplicó y se necesitó más gente todavía. 



AB: ¿Por qué se colgaron piedras en la entrada y salida de la obra?
WM: Las piedras son una especie de elemento que Neto quiso utilizar por esa cosa orgánica y mineral de la obra, pero además porque estabiliza la entrada y la salida. Cada piedra pesa 9 kg aproximadamente. Fijáte que hay cuarenta en cada lado, es decir, hay 400 kg que están tirando hacia abajo. Cuando la gente sube se hace un movimiento de hamaca, el peso tiende a estabilizar otra vez el camino; además de lo estético es funcional.

Luis Hurtado (LH): ¿Qué tipo de nudo se hizo, qué referencia cultural tiene este tipo de trabajo con nudos?
WR: Los puntos son de croché, pero en vez de usar agujas se tejió directamente con la mano. Está hecho a mano porque no hay necesidad de agujas, por ser muy grande. El tipo de nudo es el croché en cadena, que es el básico, después hay puntos que aumentan y puntos de reducción. Todo está hecho con lo mismo  él (Neto) los llama células. Por ejemplo, si mirás las paredes, fijáte que son todas como figuras circulares, concéntricas que se empiezan a abrir como mandalas, usando siempre el mismo punto. Él (Neto) dice que el croché lo veía hacer a su abuela, a su madre, cuando era chico.

LH: ¿Tiene Ernesto Neto una influencia familiar en el desarrollo de la obra?
WR: Tiene que ver también con la cocina de su casa. Decía que veía a la abuela y a la madre tejer en la cocina.



LH: ¿Qué te ha dejado participar en un proyecto como este y con un equipo interdisciplinario?
WR: Realmente fue bueno, gratificante, una muy buena experiencia de trabajo, de juego, de diversión, de esfuerzo, de concreción, de mucha gente trabajando, transpirando, poniendo su esfuerzo intelectual, físico y dedicación. Después cuando se levanta la obra, empieza a tener una forma que en el piso no tenía. Nosotros, todos los que trabajamos recién pudimos ver los colores, las formas. Con la tela arrollada en el piso no podés ver los colores, las formas, todo eso lo tenía Neto en la cabeza. Y quiero recalcar esto también, como líder del equipo de trabajo fue buenísimo. Imaginá que sabía el nombre de todos, de un equipo que recién conocía. A todos los llamaba por su nombre. Unos eran más fuerte en unas cosas y más débiles en otras, y él ya sabía quién trabajaba mejor en esto y quién mejor en lo otro. Si había que levantar esto y de repente se necesitaba pasar las cuerdas, él estaba tirando, fue muy buen líder. Esa fue una de las cosas más importantes.

AB: Eso fue determinante para una obra de esta envergadura
WM: Determinante para este tipo de trabajo. Cuando estas en el top realmente tenés que ser consecuente con eso, no solamente con las ideas, sino con el trabajo, el esfuerzo, el manejo, la dirección, saber realmente qué querés hacer, desde el planteo técnico –esfuerzos, roturas– hasta los estéticos. Esta obra (Neto), conceptualmente la tenía de principio a fin. No había nada que debiéramos mover. Yo armaba los puntos arriba y me decía: Walter corrélo 20 cm. Yo decía: es igual. Pero cuando se empezó a colgar todo, esos 20 cm hacía que la obra girara o no. Vieron que todo es irregular, no es casualmente irregular. Si bien después desde que se inauguró hasta hoy cambió muchísimo, bajó, se estiró.
Luego Neto estuvo tomando fotos unos días. En esa ocasión yo le decía: Ernesto bajó mucho la obra, y él respondía: no, no, el bicho tomó su vida, su forma, está haciendo lo que debe hacer.

AB: ¿Por qué un bicho?
WR: Aquí en Argentina y en Brasil, bicho tiene el mismo significado, es un animal que no está definido. Este en particular es un pájaro, un colibrí, que se pude quedar quieto en el aire.
Vista de la instalación desde arriba
Texto: Anny Bello
Entrevista realizada por: Anny Bello y Luis Hurtado en noviembre del 2011





lunes, 21 de noviembre de 2011

TAXONOMÍA



Centro Cultural Recoleta: del 17 de noviembre al 11 de diciembre de 2011
Junin 1930. Buenos Aires, Argentina
www.centroculturalrecoleta.org
(54+11) 4803.1014 


Galería Arte x Arte: del 22 de marzo al 27 de abril de 2012
Lavalleja 1062. Buenos Aires, Argentina
(54+11) 4772.6754 / 4773.2738
www.galeriaartexarte.com
infoartexarte@fibertel.com.ar - artexarte@fibertel.com.ar

Quirópteros, bicéfalos, octópodos sisíficos: un parque mecatrónico, habitado por seres mixtos o en devenir, por aninalidades tecnológicas, 
que definen su presencia en la profundidad de las pantallas que portan.
Pantallas que develan y, a la vez, ocultan. Superficies que configuran la lógica de una caja negra cuya codificación es preciso develar, en tanto, 
lo que está puesto en juego es la propia eficacia del dispositivo.
Pero como subyacencia de ese paisaje extremadamente contemporáneo signado por la imagen del despliege científico-técnico, y como modo de mediar entre el sujeto y su medio: 
nuevamente lo mitológico.
Jorge Zuzulich


El Grupo de Artes Electrónicas (Argentina, 2009) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero surge en el año 2009, como resultado de una serie de encuentros interuniversitarios en el que participaron diferentes universidades iberoamericanas.
El proyecto Taxonomía del GAE (Grupo de Artes Electrónicas de UNTREF) dirige la mirada hacia la constitución morfológica de dispositivos que dialogan con los lenguajes televisivos, a partir de una dinámica de acoplamiento estructural. Taxonomía (clasificación de seres biológicos) es una instalación de estructuras tubulares que cuelgan del techo y finalizan en el suelo con doce pantallas de televisión con dispositivos adaptados a los lados que permiten se muevan mecánicamente como pequeños robots. Cada televisor proyecta videos con escenas de órganos humanos desde una perspectiva microscópica, en sus procesos rítmicos de contracción y dilatación. Esta dinámica de movimiento de la imagen se articula con el movimiento real de las pantallas, las cuales simulan pequeños seres abstractos, vivientes, humanizados. La instalación también está acompañada por tres objetos conformados por pantallas de televisión reflejando cada uno situaciones distintas: el primero con imágenes que simulan el ojo humano, el segundo tiene una cámara que registra a quienes se acercan y el tercero muestra la imagen y sonido de un canal de televisión fuera de señal. La obra propone a través del arte nuevas relaciones de lo humano con la electrónica. 
Montaje en el Centro Cultural Recoleta

Entrevista realizada a Marcelo Terreni, docente de la carrera de Licenciatura de Artes Electrónicas de la UNTREF:
Taxonomía es un proyecto del pasado año. Para entonces tenía el nombre de Bestiario, y era llevado como una investigación de la universidad de la que se hizo una muestra en Barcelona (España), llamada TVarts (http://www.tvarts.net/) donde básicamente se mostraban obras de los años 60, 70 y 80, que abordaban del tema de la televisión. Fue un desafío porque ya se ha hablado de la televisión de esa época, entonces no podíamos repetir muchas cosas que ya se habían dicho.
Montaje en la Galería ArtexArte
El grupo lo conformamos profesores de la universidad, una alumna de la Maestría de Artes Electrónicas y una alumna de la carrera de la Licenciatura de Artes Electrónicas. Al convocarnos a esta muestra (en el Centro Cultural Recoleta), empezaron a estudiarse las posibilidades de trabajo, una de ellas suponía sacar la pantalla de televisión de la posición estática y de la forma de caja. Lo primero que desarrollamos fue esta especie de cangrejos que llamamos topos. Después salieron esos bicéfalos que son básicamente estructuras con cabeza doble de televisión. Luego un alumno de la Maestría para su proyecto de fin de año había desarrollado una especie de cierta animalidad en los objetos a los que llamamos octópodos sisíficos (tienen 8 patas y llevan pantallas), con el que vas haciendo sintonía con el cuerpo y la imagen.
Las obras son una especie de zoológico, de fauna. Tenemos el sonido que sale de los micrófonos de cada uno de los topos, la señal es de audio procesado que se va cambiando cada tanto tiempo, incluso con los días se han ido agregando efectos.
El proyecto duró dos años e hicimos varias pruebas. Lo que salió fue un trabajo tecnológico con bichos caminando que tienen cierta forma de criaturas vivas, autónomas. La pantalla muestra partes del interior del ser humano, hay cierta partes abstracta, detalles de cosas tan interiores.


Los desafíos que tienes es que hay mucho de las artes electrónicas, entre ellas la serialización. Se desarrolla el prototipo de uno de los aparatos y después se saca en producción por doce. Es un trabajo a nivel industrial que implica pedir la replicación de componentes. Después se incorporaron elementos de la industria, las pantallas que se desarmaron y se adaptaron. Se requiere un poco del desarrollo propio y luego hacerse del software hacking, es decir, agarrar lo que está hecho y trabajarlo, esto sucedió en las pantallas,más que nada. Otro de los desafíos de la obra es que tiene entre 8 y 9 horas de proyección constante, lo cual tuvo que programarse, elegir los componentes, diseñar los circuitos”.









Dirección del proyecto: Mariela Yeregui
Equipo de diseño: Cipriano González, Miguel Grassi, Mariana Pierantoni, Ernesto Romeo, Alejandro Schianchi, Marcelo Terreni y Santiago Villa. 
Artista invitado: Iván Marino



Entrevista realizada en el Centro Cultural Recoleta, 
Buenos Aires
Domingo 20 de noviembre de 2011. 6:00 pm







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